Estado, infancia y sociedad

* Por Alfredo Quispe Fernández

Quienes trabajamos con la infancia y la adolescencia sabemos bien la resistencia que existe en la aplicación efectiva de la defensa de sus derechos y la promoción del protagonismo organizado; a ello contribuye un proceso (aun en curso) del cambio de mentalidades y paradigmas de una sociedad estructurada en las desigualdades de derechos y oportunidades y en las culturas adultocéntricas. La situación de los niños, niñas y adolescentes (NNA) en Perú y su participación en la vida pública y política compromete nuestro futuro y el de Latinoamérica. La visibilidad y participación de los NNA en los espacios públicos y privados es uno de los mayores desafíos que tienen el Estado y la sociedad para llegar a construir un nuevo y más inclusivo país.

Algunos países de Latinoamérica ya han comenzado a desarrollar políticas públicas bajo el paradigma del “Interés superior del niño” y bajo distintas discursividades sobre infancia y adolescencia. Sánchez Parga, despliega algunas de las diferenciaciones discursivas sobre infancia que propone Ricardo Luchini, tres serían esos niveles: el infantológico, la sociología aplicada y la sociología de la infancia. A nuestro juicio, lo fundamental radica en la explicación sobre el proceso social de construcción de estos discursos, en sus implicaciones y efectos.

Lo que Sánchez Parga denomina «infantología» podría interpretarse, empleando la terminología de la tradición sociológica, como una aproximación “ingenua” sobre infancia que concentra un conjunto de representaciones sociales que constituyen referentes para la acción. Estas  intervenciones con grupos de NNAs suele tener un sentido filantrópico o asistencialista y se produce desde organismos que, en el otro extremo, adultizan a la infancia al atribuirle características ajenas a sus reales condiciones.

A los NNAs desde esta perspectiva, se les concibe inconscientemente como un objeto externo a las relaciones sociales, producto de una severa dificultad para desprenderse de ideas y representaciones muy internalizadas y difundidas, a la vez compartidas por grandes segmentos poblacionales [1]. Si las consecuencias de estas representaciones en el plano del conocimiento son obstáculos que dificultan e impiden la comprensión de los NNAs de manera relacional (en su relación con el mundo adulto y la sociedad en general) a su vez contribuyen a una incertidumbre de los NNAs y de la diversidad de infancias. Las consecuencias aplicativas pueden ser nefastas debido a que las intervenciones mediante programas y proyectos (al sustentarse en estas representaciones sociales sobre la infancia y la adolescencia) suponen que “ayudan” a los NNAs reforzando cualidades circunstanciales, pero además, encapsulándoles y externalizándoles como entidad al margen de unas determinadas relaciones sociales, familiares, escolares, comunitarias.

Por ello, una reflexión básica para la formulación de políticas públicas de infancia y adolescencia es que los NNAs no deben ser comprendidos al margen de la sociedad a la que pertenecen y deben considerar las diversas particularidades de contextos y realidades (por ejemplo rural vs. urbana). Las cualidades y características de los NNAs no son solo de ellos, ni surgen exclusivamente de ellos, sino que se adquieren y se reproducen en las prácticas sociales y de la transmisión intergeneracional y entre pares. Por tanto, si los NNAs no están al margen de la sociedad en la formulación de las políticas públicas, habrá que considerar que hay que atravesar objetivamente varios espacios y romper mentalidades y estereotipos sociales.

Un segundo discurso, el de la sociología aplicada a problemas de infancia y adolescencia, es el postergamiento de la elaboración y discusión teórica, cuyo fundamental problema radica en su estrecha articulación con la producción de políticas públicas. Por ello, la reflexión sobre las políticas públicas de infancia debe pasar necesariamente por un análisis detallado de la cuestión teórica del Estado y de sus formas particulares en cada sociedad.

De igual forma, la construcción de una sociología de la infancia supone la comprensión de las relaciones entre Estado, sociedad, familia, escuela, trabajo y medios de comunicación que permita comprender la diversidad de infancias en cada sociedad. A este proceso de entendimiento teórico y práctico en la vida social, surgieron hace 36 años los movimientos de Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores (NATs) como el MANTHOC en Perú. Estos, desde su vida cotidiana de organización sostenida, han dado un paso gigantesco, alzando su voz en los espacios públicos y privados y, sobre todo, ganando respeto por sus derechos y visibilizándose en la vida política.

Aún son muchos los que conciben con incredulidad este avance cualitativo de los NATs y su alianza con otros actores y organizaciones de NNAs en Perú. En esta lucha se han ganado espacios de toma de decisiones como el Consejo Consultivo de Niños, Niñas y Adolescentes (CCONNAs) que se contraponen a las “voluntades políticas” con la realidad que los NATs y los NNAs viven. En efecto, la participación de los NNAs en espacios como los CCONNA son un avance de concertación entre autoridades y funcionarios responsables para formular y gestionar los programas sociales dirigidos a la infancia y adolescencia; a su vez, abren la disponibilidad de escuchar la opinión de los NATs y NNAs. Esto significa la apertura y puesta en marcha de espacios de diálogo y debate público en la búsqueda de consensos que sean tolerantes frente a las particularidades de cada realidad, y que legitimen la opinión de los NNAs en este proceso. Para esa legitimación es preciso incorporar sus aportes en la toma de decisiones, visibilizándoles en la sociedad y, sobre todo, dando comienzo a un nuevo paradigma y la redefinición de la relación entre Estado, infancia y sociedad.

Alfredo Quispe Fernández. Peruano, Antropólogo por la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga (Ayacucho, Perú). Especialista en Sistemas de protección a la niñez en casos de Violencia Familiar y Sexual y Proyectos de Inversión Pública con Enfoque de Desarrollo Humano, Pontificia Universidad Católica del Perú. Desde niño ha participado en la experiencia de organización de MANTHOC a la que se refiere en esta entrada.

Fuente: www.enclavedeevaluacion.com

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